6 feb 2012

Reflexiones detrás de la barra

Vas a tu bola, escuchando música, trabajando, haciendo lo que te toca. Moviendote por inercia y perdido en tus pensamientos: ¿He cerrado la puerta? ¿He sacado la ropa de la lavadora? ¿Me he dejado la tele encendida?
Se para la música. Te das cuenta y paras de golpe lo que estás haciendo. Buscas el reproductor, lo miras y suspiras al ver que en la pantalla pone "LOW BATTERY". Escuchas ruido, un sonido sordo, te percatas de lo que hay a tu alrededor, después de horas de ausencia y distracción interna. Ves a la gente sentada en las sillas, con sus cafés, sus cervezas, sus refrescos, pero están ahí quietos mirando todos en una misma dirección. Tú, detrás de la barra con una esponja y un trapo fregando un vaso. Los miras a todos y a cada uno de ellos, parece que el tiempo se ha detenido y eres tú el único capaz de moverte. Hasta tu jefe está parado, ahí, de pie, apoyado en la barra y mirando embobado en la misma dirección que el resto. 
Te das cuenta que por algún casual eres diferente, eres capaz de moverte y de no mirar siempre para una misma dirección. Al principio te molesta, y te preguntas ¿por qué? Pero en seguida se te pasa, piensas que has sido capaz de salir de todo ello y por lo tanto eres libre. Miras al frente, como si hubiera alguien ahí que pudiera escucharte y le dices "En fin...". Muestras absoluta indiferencia hacia el resto de personas presentes en el bar y te das media vuelta para seguir con tu trabajo. 

Ahora todo está en silencio, no escuchas nada, por más que haya un leve sonido, éste no es capaz de llegar a tus oídos. Piensas que parece que todo está organizado para que todo el mundo camine y mire en una única dirección. Tú, has sido capaz de pararte, de abrir los ojos, de mover la cabeza y cambiar de rumbo. Aun no sabes cual, pero será el que tú decidas. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar" decía Antonio Machado en uno de sus grande poemas y ahora vas a experimentar lo que expresan esas palabras. Lo harás sólo, sin nadie que pueda ayudarte, sin nadie que esté a tu lado, tu cuerpo estará totalmente vació de emociones y sentimientos. Y aunque quieras llenarlo con cualquier cosa que encuentres en ese camino, sólo encontrarás polvo, tierra y hierba seca. 
Gritarás y maldirás los astros, las divinidades, la tierra que pisas y la soledad que te abruma. Odiarás ese vació y desearás con todas tu fuerzas que alguien ocupe ese lugar. Beberás y llorarás lágrimas de alcohol durante semanas. Observarás en la lejanía como hay gente como tú, capaz de ser libre, capaz de seguir lo que tú aun siquiera has recorrido. Querrás ir detrás de ellos pues su camino parece más fácil, que tienen lo que tú no tienes e intentarás conseguir lo mismo siguiéndoles. Pero recuerda que si saliste de las masas era para crear tu propio camino, sin rumbo pero a tu voluntad. Ese camino se crea a base de esfuerzo, sacrificio, trabajo duro y ser constante, no hay atajos ni caminos fáciles y tardarás un tiempo en conseguir aquello que realmente deseas. Pero para ello has de estar sólo, sólo te haces fuerte, siendo independiente, siendo libre, siendo tú mismo. Puedes pedir ayuda, pero solo cuando sea de urgéncia, cuando sea necesario, y aun así habrá veces que esa ayuda no llegue y tendrás que enfrentarte tú ante la adversidad.

Y si después de todo esto, aun no has aprendido que a lo largo de tu vida, por mucho que no te guste, golpes te vas a llevar muchos y que a veces caerás delante de tanta fuerza, pero cuenta que por cada caída, habrá un alzamiento de un Yo más fuerte. Y que si no paras de hundirte en ti mismo habrá un momento que nadie te podrá salvar, y no será porque no te han querido ayudar, sino porque tú mismo no has considerado digna esa persona para salvarte. 
Así que si te alejaste para crear tu camino, para ser libre, para volverte fuerte. No sigas el camino de otros, trabaja para ti mismo, no te pares ante cualquier obstáculo y dedicate a lo tuyo. Si haces esto, poco a poco, en tu camino se cruzarán persona que valga la pena, unos de vez en cuando, otros por un tiempo y puede que alguno para el resto de tu vida, pero nunca dejes de seguir ese camino tuyo que has creado por otros, porque quien quiera volver lo hará, estoy seguro.

De repente el tiempo empezó andar, a una velocidad extraordinaria, como si quisiera recuperar el tiempo perdido. Sin querer, ya te encuentras fuera del bar, habias acabado tu turno y la verja estaba bajada. Era de noche, y te fuiste caminando a casa mirando el cielo y volviendo a preguntarte: ¿He cerrado la puerta? ¿He sacado la ropa de la lavadora? ¿Me he dejado la tele encendida?

6 comentarios:

  1. Me ha encantado Sergio. Me quedo con una de tus frases "Pero recuerda que si saliste de las masas era para crear tu propio camino, sin rumbo pero a tu voluntad". Nunca dejes de escribir :*

    ResponderEliminar
  2. Parecen palabras de un profeta, pero me gusta el final. Volver a lo mismo aunque todo haya cambiado, como volver a empezar. Heraclito dijo que los hombres morían por eso, no saber conectar principio y final. Un saludo!



    WvD

    ResponderEliminar
  3. Me gustó como describís esos momentos en que uno se va con la mente a otra parte, que lejos se puede llegar! totalmente demostrado en el relato..

    Saludos!!

    ResponderEliminar
  4. tienes un blog muy interesante! te sigo aquí y en twitter! :P

    ResponderEliminar
  5. Me gusta como escribes tío, se nota que disfrutas haciéndolo, molas, un poquito

    ResponderEliminar
  6. Genial tío, joder, tienes talento. Dices verdades

    ResponderEliminar